Tras haber tocado piso en mayo, luego de un acelerado recorte de la tasa de referencia que la llevó al 40% nominal anual, los rendimientos de los depósitos a plazo fijo experimentan un lento repunte. El crecimiento viene de la mano del aumento del crédito al sector privado y el mayor interés de los bancos por captar depósitos. Pero otro factor está jugando a favor de los resultados que obtienen los depositantes por colocar sus pesos en el banco: la baja de la inflación.
El Banco Central publica a diario las tasas de interés que ofrecen 25 bancos públicos y privados del país, una iniciativa que busca fomentar la competencia en el sector financiero. Esta medida, que se implementó durante la gestión de Federico Sturzenegger al frente del BCRA, tiene como objetivo que los ahorristas puedan identificar y optar por las mejores ofertas del mercado. En las últimas semanas, este ranking de tasas mostró un movimiento ascendente, destacándose el Banco Nación, que incrementó su tasa nominal anual al 37%.
Esa tasa nominal equivale a una tasa efectiva mensual (TEM) del 3,04%, todavía baja en comparación con picos del 10% de TEM que supo tocar a fines del año pasado. Pero con la inflación de julio en el 4%, la tasa real -es decir, el resultado después de descontar el ritmo de avance de los precios- es mejor hoy que en diciembre. La tasa del 10% de diciembre pasado comparó con una inflación mensual del 25,5%, más de 15 puntos de diferencia, mientras que el rendimiento del plazo fijo en julio estuvo menos de 1 punto porcentual por debajo de la inflación.
El aumento en las tasas de interés responde a un contexto en el que la necesidad de fondeo de las entidades financieras aumentó debido al repunte del crédito al sector privado. Según un informe reciente, el saldo total de préstamos en pesos al sector privado alcanzó en julio un nivel de $33,6 billones, representando un incremento del 208,5% en los últimos 365 días. Esta expansión del crédito, impulsada por una incipiente recuperación en varios sectores de la economía, contribuyó a
Desde finales de julio, el BCRA trasladó una parte de los pasivos remunerados al Tesoro, mediante la emisión de Letras Fiscales de Liquidez (Lefis), lo que generó un aumento en la liquidez disponible en el sistema bancario. El desarme de $4,3 billones de Lefis durante este período incrementó la base monetaria en $3,3 billones. Gran parte de estos fondos se destinó a engrosar los encajes de los bancos, que aumentaron en $3 billones, mientras que los depósitos privados crecieron en $2,4 billones.