En paralelo a las sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, los gobiernos de Estados Unidos y Argentina lideraron hoy una fuerte ofensiva diplomática internacional contra la dictadura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, y el fraude perpetrado en las últimas elecciones presidenciales en Venezuela, al tiempo que denunciaron violaciones a los derechos humanos, represión ilegal y la vulneración de principios democráticos básicos. La mayoría de los convocados insistieron en reconocer la victoria de Edmundo González Urrutia y exigieron que se respete el resultado de las urnas.
En un encuentro en un hotel neoyorquino, a pocas cuadras de la ONU, representantes diplomáticos de unos 40 países y de organismos multilaterales como la Unión Europea, la Organización de Estados Unidos y el Centro Carter, entre otros, se abordó la grave situación que se vive en Venezuela, donde el régimen viene ejecutando una masiva represión contra los opositores políticos, con detenciones arbitrarias y otros abusos. Entre esos desbordes está el asedio a la Embajada argentina en Caracas, donde reciben asilo seis militantes que responden a la líder opositora María Corina Machado.
El secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, y la canciller argentina Diana Mondino fueron los co-patrocinadores del encuentro que buscó redoblar la presión internacional contra la dictadura chavista. Más allá de que las voces de los países con representación en la ONU tuvieron el protagonismo principal, una de las posiciones que se escucharon con mayor atención fue la del Centro Carter, que advirtió sobre las maniobras fraudulentas cometidas por la dictadura. “El sistema electoral de Venezuela funciona y el gobierno conoce los resultados”, alertó.
Blinken afirmó: “Venimos aquí unidos en el compromiso de defender los derechos humanos del pueblo venezolano y comprometidos a lograr un esfuerzo inclusivo liderado por Venezuela para restaurar el futuro democrático de la nación (…) Eso significa insistir en que Maduro entable un diálogo directo con la oposición democrática unida de Venezuela que conduzca a un retorno pacífico a la democracia. Estados Unidos y sus socios están completamente dispuestos a apoyar este proceso”.
Blinken dijo que era crucial mantener la presión en los meses previos a la investidura presidencial, prevista para el 10 de y que Estados Unidos y sus socios deben seguir pidiendo que deje de reprimir a los manifestantes pacíficos y a los opositores políticos, así como que libere incondicionalmente a los detenidos arbitrariamente. “Debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para exigir cuentas a las personas que tienen la mayor responsabilidad por los graves abusos de los derechos humanos que se están cometiendo contra el pueblo venezolano, como ha hecho y seguirá haciendo Estados Unidos”.