Era el triunfo que necesitaba. Porque para River, vale más que haber cortado la extraña racha de cuatro empates consecutivos: significa dar un par de pasos hacia adelante desde el juego luego de algunas presentaciones con bastantes dudas y empezar a encontrar certezas en varios jugadores y en un funcionamiento que se asemejó en buena parte al que pretende Martín Demichelis. Si bien este Independiente Rivadavia demostró por qué atraviesa una crisis de cinco derrotas consecutivas y un cambio de DT, para el local había mucho más para perder que para ganar este miércoles: sacar los tres puntos jugando así era casi una obligación…
Llegadas, juego asociado, presión alta, amplitud en el campo… En un estadio que por primera vez en su mayoría silbó al entrenador cuando fue anunciado por la voz del estadio (también hubo aplausos, pero los murmullos se hicieron sentir), fue él quien tuvo el gran acierto de la noche: haber alineado a tres puntas como Solari, Borja y Colidio con el Diablito Echeverri por detrás le dio una dinámica diferente al equipo, con mucha más velocidad en los pases de mitad de cancha para adelante.
Algo que se vio claramente en el primer tiempo, cuando River hizo la diferencia definitiva en el marcador: con buenos traslados y entregas en el tándem Aliendro-Fonseca, el hecho de tener permanentemente una alternativa clara de toque hacia afuera (Solari a la derecha, Colidio a la izquierda) le simplificó bastante las cosas porque los mendocinos generalmente quedaban anchos.
Los extremos llegaban, Echeverri llegaba… y Borja se hizo un festín, demostrando una vez más por qué es el goleador del torneo y el 9 titular del equipo: tan derecha fue su noche de cara a la definición, la asociación con sus compañeros y la entrega que queda en el olvido ese gol que erró a metros del arco con la pelota picando. Ya son 10 pepinelis (luego de la remera que mostró con esa palabra, ¿se dejará de decir “gol”?) en nueve partidos jugados este año para un delantero que los hace de todos los colores.
Con el respaldo de tener un Paulo Díaz en modo Paulo Díaz, el equipo de Demichelis tuvo hasta facilidad para jugar contra un rival que apenas si acumulaba gente en campo propio y formaba un 4-5-1 haciendo retroceder a Cavallaro por la banda izquierda. Algo que, prácticamente como sucedió el sábado ante Talleres, no pudo sostener en el segundo tiempo: si en los primeros 45′ la sensación era que había un recital que no aclopaba con el que Luis Miguel daba a menos de cinco kilómetros en el Campo Argentino de Polo, luego la banda empezó a desafinar.
Esa merma física, que no pudieron salvar algunos titulares que no había sumado minutos en Córdoba ni los suplentes que entraron, será uno de los grandes temas a trabajar por el DT y compañía: si el arco de Armani terminó invicto fue más por defectos de definición de Independiente Rivadavia que por méritos propios. En la Copa Libertadores, eso se paga caro…
Invicto en este 2024 y puntero de su zona por diferencia de gol, este River que coqueteó con dar síntomas de crisis futbolística en esta racha de empates volvió a demostrar que tiene con qué jugar bien y mostrar ese nivel que pretenden tanto el entrenador como los hinchas…
