El avión presidencial partió esta mañana rumbo a Estados Unidos para realizar una inspección general que le permitirá volver a volar. El ARG-01, comprado durante el gobierno de Alberto Fernández, estaba inactivo desde junio por la demora en esa revisión. Luego de dos intentos fallidos de lanzar una licitación, finalmente el taller se habría elegido de manera directa. Desde el Gobierno hubo hermetismo absoluto durante los últimos días y no se informó sobre el viaje.
La inspección general del avión, técnicamente conocida como inspección “C”, está demorada desde marzo de 2023.
En diciembre del año pasado, apenas una semana antes del cambio de gobierno, se puso en marcha un proceso que terminó con una denuncia penal para todos los involucrados. La gestión actual también tuvo complicaciones: lanzó una licitación pero la dejó caer en medio de irregularidades. De hecho, uno de los oferentes denunció que fue visitado por un emisario oficial.
“Quiero informarles que el Sr. Juan Pablo Pinto se comunicó conmigo en calidad de contacto comercial de Presidencia de la Nación, indicando que él es el único canal para el cierre de las negociaciones/coordinaciones. Solicito, por favor, que me indiquen si debo continuar el contacto con el Sr. Pinto o si debo hacerlo vía correo electrónico”, informó una de las empresas cuando el proceso estaba llegando a su fin.
Ese escándalo derivó en despidos y en una amplia reestructuración de la Dirección General de Logística.
La semana pasada trascendió, a través del diario Clarín, que se había puesto en marcha una nueva licitación, pero no hubo ninguna información oficial y finalmente este martes, a las 7:17 AM, el avión partió a Miami desde el sector militar de Aeroparque. “Todo indica que se hizo una contratación directa, no hay otra posibilidad, no daban los tiempos y tenían apuro para poner el avión en marcha”, repiten desde el mercado aeronáutico.