Por ahora se trata solo de anuncios rimbombantes, pero el Gobierno está decidido a avanzar a fondo en el proceso privatizador de las empresas públicas en simultáneo a la determinación de la Casa Rosada de deshacerse de Aerolíneas Argentinas, la línea área estatal que arrastra desde hace semanas una seguidilla de medidas de fuerza por parte de los gremios, impopulares para un sector de la sociedad, que le dieron a Javier Milei un argumento sólido para su principal objetivo en el rubro: que el Estado venda o se desprenda de absolutamente todas las sociedades con participación del Estado.
“El estado no tiene que seguir siendo empresario. Vamos a tratar de hacer todo rápido. La idea es vender todo”, ratificó ante este medio un alto funcionario que monitorea el proceso, a cargo, en el trazo grueso, de Diego Chaher, flamante titular de la Agencia de Transformación de las Empresas Públicas, una unidad ejecutora con dos años de vida útil creada en julio a través del Boletín Oficial.
Mendocino, Chaher responde políticamente a Santiago Caputo, el asesor estrella del gobierno, técnicamente a Luis Caputo, el ministro de Economía, trabaja en coordinación con Federico Sturzenegger y es su primera incursión en la función pública. Estuvo al frente del cierre de la agencia Télam, un rol del que se jacta.
El funcionario supervisa la situación de las 59 empresas -en total son unas 40 más 19 subsidiarias- estatales o con participación mixta sobre las que Milei ordenó desprenderse. Están bajo la órbita de Transporte -Intercargo, EANA, AGP, SOFSE y Playas Ferroviarias, entre otras-, de Industria y Comercio -Polo Tecnológico Constituyentes-, de Innovación -ARSAT, CORASA, VENG-, de Energía -ENARSA, NASA, YCRT-, de Planeamiento y Desarrollo Productivo -IMPSA e INTeA-, de Hacienda -Casa de la Moneda, Banco Nación, Bice y Banco Hipotecario, entre otras-, de Defensa -entre ellas, Fabricaciones Militares, Tandanor, FAdeA y LADE-, de Obras Públicas -AYSA y Corporación Antiguo Puerto Madero-, de Comunicación -Contenidos Públicos y RTA, entre otras-, de Educación -Educ.AR- y de Minería -YMAD-.