(Enviado especial a Río de Janeiro, Brasil) Cerca de las 10.40, Javier Milei y Xi Jinping iniciaron su primera reunión bilateral para diseñar una hoja de ruta que contemple las necesidades económicas de la Argentina y fortalezca los intereses de Beijing que empuja una ofensiva geopolítica sobre América Latina.
El cónclave sucede en el hotel Sheraton -adonde se aloja el premier chino- bajo estrictas medidas de seguridad.
La cita oficial exhibe el giro pragmático de Milei, que hasta el año pasado aparecía reacio a mantener relaciones diplomáticas con el régimen comunista de China.
El jefe de Estado llegó al encuentro con Xi junto a Karina Milei -secretaria General de la Presidencia-, Gerardo Werthein -ministro de Relaciones Exteriores- y Luis Caputo, titular del Palacio de Hacienda. Tras la reunión con el líder chino, Milei y su comitiva se reunirán con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Milei está en las antípodas ideológicas de Xi, y durante la campaña electoral de 2023-hoy se cumple un año de su triunfo en el balotaje- reiteró que no tendría ninguna vinculación con Beijing, si asumía en la Casa Rosada.
“Nosotros no hacemos pacto con comunistas. Yo no promovería la relación con comunistas. Ni con Cuba, ni con Venezuela, ni con Corea del Norte, ni con Nicaragua, ni con China”, sostuvo Milei, el 16 de octubre de 2023, cuando le preguntaron su opinión sobre el régimen que encabeza Xi.
El pragmatismo político que exhibe Milei con Xi es consecuencia directa de los consejos del ministro Caputo y el titular del Banco Central, Santiago Bausili. Argentina tiene una debilidad estructural en sus reservas públicas, y China funciona como un soporte financiero a través de un swap por 5.000 millones de dólares con libre disponibilidad.
El Presidente conoce de economía y finanzas, y sencillamente Caputo y Bausili le explicaron que sin swap chino todo podía complicarse en los mercados. Milei entendió el asunto y apelando a la realpolitik dio un giro de 180 grados. Desde ese momento, Milei, Karina Milei, la excanciller Mondino, Werthein, Caputo y Bausilli se dedicaron a aceitar los vínculos diplomáticos con Beijing.
En este contexto, el ministro de Relaciones Exteriores cerró la audiencia de Milei y Xi en el G20.
El líder comunista ya sabe de las necesidades de la Argentina, y a cambio tiene una larga lista de objetivos geopolíticos que intenta coronar desde la administración de Mauricio Macri y el gobierno que compartieron Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner.
La ambiciosa lista de Xi incluye las represas hidroeléctricas en el sur, las centrales nucleares en Buenos Aires, un puerto de aguas profundas en Tierra del Fuego, la participación en las comunicaciones de la Argentina, el control de la Hidrovía, y el acceso sin límites al cobre y litio del país.
La estrategia de negociación de Beijing funciona como una morsa que se opera con la paciencia milenaria china. La presión es constante, y en un determinado momento, Xi obtiene lo que quiere. El líder comunista puede ofrecer asistencia financiera -un swap-, mercados gigantescos -para menudos de pollo o soja- y respaldo en los organismos internacionales como el FMI.
Milei tiene estas opciones a su alcance, pero a su vez estará condicionado por la llegada de Donald Trump al Salón Oval.
La relación de Milei y Trump es perfecta, pero el presidente republicano siempre pondrá adelante su proyecto político y los intereses de los Estados Unidos. Ello significa que si Trump avanza contra Beijing -como lo anticipo en su campaña electoral-, Milei tendrá limitado espacio de maniobra para satisfacer los términos del trade off que Xi dejará planteado en el conclave de hoy en el G20.
El líder comunista invita a China, y Milei no tendrá alternativa. Pero no sucederá en enero como estaba planificado: el presidente no quiere mezclarse con los dictadores de la CELAC, que tambien iban a estar en esa fecha, y la gira se postergaría para mitad de 2025.
Además, Xi desea recuperar la construcción de las represas en Santa Cruz, un proyecto emblemático para China que pretende mostrarse activo en América Latina. El gobierno avalaría este pedido de Xi, pero tiene un problema previo: no hay plata, ahora. Y Argentina está comprometida a poner su parte para que avancen las obras.
A su turno, Milei planteará la necesidad de ampliar los mercados comerciales para el país, y la importancia de mantener la libre disponibilidad del swap por 5.000 millones de dólares. Un objetivo clave para el programa de ajuste económico.