En el entorno de Javier Milei todos mostraron su satisfacción por el resultado del asado que compartieron anoche en Olivos con gran parte de los 87 diputados que apoyaron el veto presidencial a la reforma jubilatoria que ambas Cámaras habían aprobado en el Congreso. Fue un resultado que le evitó al presidente una derrota y consolidó un bloque suficiente para consolidarse como “escudo legislativo” a futuros intentos opositores de imponer la mayoría agravada de dos tercios.
Muchos de los invitados a la Quinta Presidencial desde el Congreso, donde tres combis los esperaban. Otros fueron en sus autos particulares, en remises o en vehículos contratados por aplicaciones. La mayoría quiso llegar temprano, antes de las 20:30, porque estaban advertidos de que los lugares en los que se iban a ubicar no estaban asignados previamente.
Por eso en la larga mesa en U, cerca de la cabecera donde se sentó el Presidente, muy cerca estuvieron la diputada Romina Diez (muy allegada a Karina Milei), el jefe de la bancada libertaria en Diputados, Gabriel Bornoroni, José Luis Espert (presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda en la Cámara Baja) y los legisladores del PRO Cristian Ritondo, Diego Santilli y Patricia Vásquez.
Al ingresar todos debieron dejar sus celulares, mientras el catering era con un “bandejeo” de bruschettas. En una mesa del Salón de Recepciones donde transcurrió el evento estaban algunos de los empleados del comedor de la Casa Rosada con un posnet para recibir el pago de los $20 mil pesos que debieron abonar cada uno de los invitados. Lo recaudado fue a la secretaría General de la Presidencia, de quien depende el comedor
Milei llegó cerca de las 21 mientras ya los comensales degustaban empanadas, como entrada al plato principal. “Dio unas palabras de bienvenida, fue breve, no muy extenso, agradeció a los diputados, nos pidió que trabajemos en conjunto”, contó uno de los asistentes del PRO.