Este lunes el esquema de metas del programa con el Fondo Monetario Internacional que la Argentina firmó y puso en vigencia en marzo de 2022 llegará a su fin cuando tenga lugar la fecha de corte de los últimos objetivos de superávit fiscal y de acumulación de reservas exigido en el acuerdo como condición para que el Gobierno pueda conseguir desembolsos del organismo.
Así finalizará, tras dos años y medio de duración, esta etapa del programa Extended Fund Facility (EFF) en el que el FMI fue girando a la Argentina los dólares suficientes para cubrir los vencimientos del anterior acuerdo -el Stand By de 2018- ante la imposibilidad del país de contar con dólares propios para afrontar esa deuda.
La próxima etapa incluye la devolución de los USD 45.000 millones, que el Estado todavía debe, entre 2026 y 2032. La puerta de una negociación hacia un acuerdo nuevo se abrirá en las próximas semanas, lo que podría reconfigurar ese horizonte de mediano y largo plazo en la relación con el Fondo Monetario.
En términos prácticos, las metas que finalizarán hoy le exigirán al Gobierno argentino una serie de performances macro que, como regla, funcionan como precondición técnica para que el directorio del FMI pueda liberar desembolsos. El programa EFF incluye un menú variado de metas, aunque las centrales son la de acumulación de reservas -un número decisivo para Washington que le permite predecir la capacidad de repago del país- y el objetivo fiscal.
Hay otras como la de emisión monetaria -que bajo el nuevo gobierno dejó de tener relevancia al cortar el Banco Central a cero el financiamiento monetario al Tesoro-, la deuda flotante o a acreedores, intervención en mercados de futuros y un piso de gasto social.