BUENOS AIRES-Antes de que Javier Milei llegara a la presidencia, Argentina daba a algunos trabajadores públicos la garantía de que, al morir, sus hijos conservaban sus puestos de trabajo. Los puestos de verduras recibían una bonificación si vendían lo que el gobierno consideraba patatas “normales”. Y se disuadió enérgicamente a los comensales de cargar las propinas en sus tarjetas de crédito, lo que les obligaba a dejar fajos de billetes afectados por la inflación como propina.
Esas normas y cientos de otras han desaparecido. Tras un año de mandato, el autodenominado anarco-capitalista que gobierna Argentina ha utilizado una sierra mecánica contra la burocracia y el gasto público descontrolado que heredó de una administración peronista que dejó la economía en ruinas.
Los logros de Milei le han convertido en una estrella de la derecha mundial en ascenso, desde el Presidente Trump hasta la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni. Conocido aquí como “El Loco”, Milei se ha hecho especialmente amigo de Elon Musk durante un romance de más de un año en el que ambos se alaban mutuamente sus logros y atacan los ideales progresistas.